El aprender nunca termina.
Mi propia experiencia como veterano corre pareja hasta cierto grado con la tuya y con la de otros muchos.
Todos descubrimos que llega el momento en que no nos permiten que manejemos o dirijamos los asuntos administrativos del grupo, del area o, en mi propio caso, de A.A. En su totalidad.
Al fin y al cabo, solo merecemos el valor que nuestro ejemplo espiritual justifique.
Hasta ese punto, llegamos a ser simbolos utiles y eso es todo.
HE LLEGADO A SER UN ESTUDIANTE DEL MOVIMIENTO DE A.A
EN LUGAR DEL MAESTRO QUE UN DIA ME CREI.
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